Se queda atrás la primera semana de carga de las 3 que tengo previstas, ya noto que el entrenamiento ha empezado. Hasta ahora no había tenido esa pesadez en las piernas como la que he empezado a notar a mitad de semana, aunque he de reconocer me gusta por que es el fiel reflejo de los deberes bien hechos.
Jueves: hacía un día espectacular, el sol brillaba y la temperatura era agradable. Era la primera salida de bici programada que tenía, así que sallí a disfrutarla, con la cabra. Atrás quedó el resfriado que tan débil me había dejado, y otra vez me sentía con fuerza. Me veía acoplado, descansado y rebosando energía, menos mal que iba frenado, que si no, seguro que lo hubiera pasado mal a la vuelta. Como siempre hasta ahora, iba sin velocímetro, pero la sensación era de rapidez, de fuerza, de poder,... era muy agradable, pero no duró mucho, a partir del kilómetro 70 la cosa se empezó a poner de otro color. Ya no era tan fácil ni cómodo el pedaleo y la sensación en la bici ya no era tan agradable. Había alguien invisible detrás de mi que agarrándome del sillín me impedía ir rápido. Solo tenía ganas de llegar a casa para poderme bajar de la bici.
Viernes: volví a la piscina, y tal y como estaba deseando, las sensaciones mejoraron notablemente.
Me sentía bastante cansado del la paliza del día anterior pero pude completar el entrene y me fuí a casa bastante contento por la mejoría aparente dentro del agua. Tengo ganas de seguir haciendo mas metros para ver si la cosa sigue mejorando.
Sábado y Domingo: Como ya es habitual, los fines de semana aprovecho para hacer tiradas largas de bici. Este sábado tenía una larga de 130 km, el tiempo era feo y la temperatura desagradable, por lo que para hacerlo más llevadero, o simplemente para poder hacerlo, quedé con Dersu, al que no para nada ni nadie. Estaba seguro que juntándome con él llegaría a casa con los 130 km hechos, y vaya si fue así.
Empecé la salida con el frio en lo huesos y las piernas entumecidas. Cuando llevábamos unos 40 kilómetros y todo empezaba a mejorar, se puso a llover y la cosa dió un giro de 180 grados. Vollvieron las malas sensaciones y las piernas me recordaban continuamente en su lenguaje de dolores que lo único que querían era parar. He de admmitir que los últimos 30 km me sobraron, pero el poder completarlos fue una satisfacción muy grande y me da moral para continuar.
El domingo, sin ganas de madrugar, salgo a hacer en solitario la salida suave que tenía prevista. Durante el camino a Cullera me voy cruzando con todo el club, menudo desorden!!!!!! ja,ja,ja,ja. Primero me cruzo con Alberto, a los 30 minutos con Enric, Álvaro y Ramón, por detras a unos 5 minutos están Javi y Pablo, y después a los 5 minutos Oscar, cada uno peleando contra su fatiga y con ganas de llegar a casa. Ellos ya están de vuelta, yo aún no he llegado, agacho la cabeza y empiezo a pensar en que veré el mar cuando llegue a Cullera. Bajo esa disrtracción veo el mar, veo la Albufera y llego a casa.
Por la tarde meto una sesión de carrera que le debía a Mariano. Atemorizado por ser capaz o no de cumplir con los ritmos previstos salgo a la calle a descubrir mi estado de forma. Tras 13 km de carrera entre la humedad del viejo cauce llego a la conclusión de que no estoy tan mal como pensaba ni tan bien como quisiera, lo que sí que tengo es ilusión por mejorar en este segmento también. Queda mucho trabajo y por suerte, tiempo.
La semana que viene los entrenamiento serán un poco máss duros, ya veremos como va la cosa.
Los entrenes han sido:
Miércoles: 2800 de natación + 14 de carrera a pie
Jueves: 100 km de bici
Viernes: 3200 de natacion
Sabado: 130 de bici
Domingo: 80 de bici + 13 de carrera a pie
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